Como la última vez
Tigre
volvió al José Amalfitani, donde en junio de 2012 se había impuesto con
gol del Chino Luna, y otra vez volvió a quedarse con el triunfo. Fue 2 a
1 con goles de Kevin Itabel y Leandro Leguizamón, igualó
transitoriamente Federico Insúa de penal. El Matador terminó con diez
por la expulsión de Diego Ferreira.
Allí,
donde aquella fría noche de 2012 Tigre comenzaba a creer en que podía
salvarse del descenso, el Matador volvió a traerse tres puntos para
engrosar el promedio. Allí, en ese arco donde aún resuena el grito de
aquel tanto del Chino Luna, Leandro Leguizamón clavó un muy lindo gol
para el 2 a 1. El del triunfo.
Antes
y después de eso hubo un partido de similar partitura. El de Vélez
teniendo la pelota pero rindiéndose ante el cerrojo defensivo de Tigre
que entendió a la perfección como debía moverse para tapar los
movimientos del Fortín. Todo, de la mano de Diego Ferreira que volvía y
de gran forma.
Entre
el cansancio y la Copa, parecía por momentos que ambos conjuntos
buscaban tomar aire durante largos pasajes del partido, para luego
intentar golpear y eso le sacó ritmo a un juego que arrancó con
emociones. A los cinco Jonathan Copete de cabeza tuvo la apertura del
marcador, Salió apenas desviado, y uno después, Kevin Itabel resolvió
con rapidez y precisión una pelota en el borde del área bajada por
Leguizamón para establecer el 1 a 0. Poco después, a los doce, ¿penal?
Para Vélez que Federico Insúa cambió por gol. El juego se emparejó y
entre esos baches de oxígeno, un tiro libre de Sebastián Rusculleda fue
arañado por Sebastián Sosa y la bocha dio en el palo.
Tras
el gol de Legui, los de Liniers sintieron el impacto, les costó
acomodarse y los de Victoria lo incomodaban. Tanto fue así que tras la
expulsión del uruguayo Ferreira, el Matador logró mantener a raya a su
rival, que no podía dejar a sus delanteros mano a mano con Javier
García. Si bien Jonathan Copete tuvo la más clara del partido y con el
arco vacío, entrando por el segundo palo, la tiró afuera en lo que pudo
ser el empate, que quizás hubiese sido injusto. Por lo realizado por
Ferreira y su despliegue, Lucas Orban con sus quites, la atención de
Norberto Paparatto, y el manejo tanto de Gabriel Peñalba como de
Itabel.
Hoy
aparecieron los pibes para recuperar la sonrisa y quizás hoy, como hace
un año atrás, Tigre esté poniendo un cimiento importante de cara al
futuro en la Primera División.
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