El dueño de su destino
Vestido
de historia, con el corazón a mil revoluciones, pero con la pelota en
los pies; Tigre marca su propio destino. Con pilcha de protagonista no
tuvo mayores dificultades para enfrentar a Olimpia de Paraguay, a uno de
los tricampeones de la Libertadores. Fue 2 a 1, en Victoria, pero pudo
haber pasado mucho más.
Los
once Tigres fueron afilando sus garras, todo marcado al compás de
Gabriel Peñalba, la figura excluyente, no solo por el gol, el primero
del partido, sino por cada una de sus intervenciones. Todos los pases
correctos, medidos, todo su despliegue en función del equipo, del juego.
En la jugada del gol, primero tiene la virtud de frenar a Manzur que
buscaba marcar a Donatti, luego la de ubicarse donde iba a caer la
pelota y luego girar rápido y ser preciso en el remate. De sus pies
partió el fútbol, que de estar más aceitados Botta y Pérez García,
podrían haber marcado más goles. Rubén fue vértigo y generador de faltas
en situaciones de peligro, en cambio Matías, activo como siempre, no
mostró precisión a la hora de lanzar centros (tal el caso del Pato, tal
el caso de Leone) y a la ejecución de la pelota parada. Sin embargo,
mover se mueve bien, con picardía busca los huecos y encontró uno para
llegar al centro que vino desde la izquierda para elevarse, para
conectar de cabeza y provocar una explosión en tono de gol que se
escuchó en Asunción.
Maggiolo
despilfarró el tercero, como Botta la primera ocasión del partido, y el
Matador lo pagó. El fondo, si bien sólido, sacó muchas dentro del
área, al borde de cometer algún penal. En un descuido el ingresado Silva
fue derribado pro Pérez García cerca del área y Miranda clavó un golazo
desde ese tiro libre. Quedó la sensación rara, de que pudo ser 3 a 0 y
terminó por la mínima y con un gol en contra.
Pero
jugando así, intentando ser el protagonista, el dueño de su propio
destino las chances de conseguir el pase en Paraguay el 16 de mayo,
están intactas, la ventaja es del Matador, al que parece le sigue quedan
tinta para escribir otro capitulo de su historia más dorada.
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