Dos malos días y afuera de la Copa
Tigre terminó mal el jueves y comenzó peor el viernes. Es que el 21 lo finalizó cayendo 1 a 0 ante Antoniana y los primeros minutos del 22 los arrancó con la descripción gráfica más clara de sus lagunas futbolistas: ultima pelota de la noche, tiro libre sector derecho altura del área grande, Damián Albil no va buscar el cabezazo y para peor Yulian Mejía, en su estreno, decide un remate al arco (desviado) en lugar de centrar.
Pocas armas, pocos recursos, poco fútbol. Eso fue el Matador en la noche catamarqueña. Para colmo el Santo tiene un goleador que sabe moverse de espaldas, de esos que se generan las situaciones solo. Enrique Triverio en la primera dio aviso ganándole a Javier Malagueño y sacando un tiro cruzado que Albil mandó la corner y luego probó con algún tiro de afuera. En la segunda parte le señaló a Nicolás Martínez que lo estaba marcando mal en el cuerpo a cuerpo. El 27 no lo quiso entender, el pelotazo cayó en el pecho del 9, que con un simple movimiento desplazó a Martínez y convirtió un golazo desde afuera del área. Poca resistencia para un defensor de un equipo de primera.
El gol en contra desnudó aún más las falencias ofensivas. Poca profundidad en las bandas, centros frontales en pies de Cristian Ivanobski y poca precisión en los metros finales, lo de siempre, pero con otros artistas. En su estreno Yulian Mejía desaprobó en su examen de carácter, no se mostró, no supo, no pudo ser conductor. Antes Javier Carrasco se mostró endeble y Lucas Janson, que arrancó bien, se fue perdiendo ante la marca del fondo salteño.
Así se despidió Tigre de la Copa, con mucha pena y sin nada de gloria, pero con mucho menos fútbol que todo eso. Así es el Matador capaz de ganar tres partidos seguidos (Libertadores de pro medio) y de perder ante el peor equipo del Torneo y con otro del Argentino A, que venía de dos caídas consecutivas.
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