lunes, 11 de marzo de 2013

San Lorenzo 0 vs. Tigre 1 - Garra, corazón y vida

Garra, corazón y vida


Así lo ganó Tigre en el Nuevo Gasometro, sin brillar, sin ser protagonista en el segundo tiempo, formando las dos líneas de cuatro y revoleando todo lo que cayó dentro del área. Y la única vez que llamaron al arco de Javi García en el complemento, respondió con un manotazo salvador. Lo ganó con gol de Botta de penal a los 30 del primer tiempo.

Son esos partidos que si venís de mal en peor, lo terminás padeciendo y perdiendo. Pero el Matador está con esa cuota de optimismo, de confianza, de fortuna, de concentración, que lo hizo no titubear ante el desordenado ir de San Lorenzo hacia el arco de Javier García. Ni los buenos pases clarificadores del primer tiempo de Mercier, ni el empuje de Kalinski, ni el pivoteo casi intrascendente de un Stracqualursi que no entró nunca en la sintonía del juego. Ni un Jara que siempre quiso, pero que pocas veces pudo, de un Piatti que se desplomó futbolísticamente cuando Botta apareció. Rubén recibió un cambio de frente de Rusculleda que lo dejó con espacio dentro del área, salió de ella, remató, pega en Cetto, nuevamente el 19, otra vez el hombre del Cuervo pero con la mano. Ceballos no dudó, penal. Gol de Tigre con una definición con clase de Botta, que metió un pase a la red ante la elección contraria de Migliore.

San Lorenzo tuvo las ganas, Tigre tuvo la garra. Donatti impasable de arriba, Echeverría no lo dejó recibir nunca cómodo a Stracqua, y Orban se cansó de quitarles pelotas a Jara, a Prosperi, a Kalinski y en algún momento al pibe Villalba, que fue el que más cerca estuvo de complicarlo en los minutos finales. Y si hay algo que el equipo de Pipo viene haciendo bien, es defenderse. Y se defiende sabiendo hacerlo. El Santo venía marchando con 10 partidos sin perder, pero Tigre puso la piedra en el camino, y el conjunto de Pizzi tropezó.

Dos clarísimas de Santander, una cruzada, la otra muy cerrada al primer palo, desviada. El paraguayo inquietó más que un Leguizamón flojo, poco participativo con el resto del equipo, quizás muy solo, y eso no es tanto su responsabilidad. Pero el paraguayo pudo haberlo liquidado sin problemas, ante un San Lorenzo que iba y dejaba muchos espacios. Ese es otro punto en el debe para el Matador, no liquidar los partidos, no contragolpear con velocidad y astucia. También tuvo una Botta en el primer tiempo, que se la fabrica él, y se va rozando el poste un zurdazo divino cruzado. Tuvo un par el Cuervo con la salvada de García ante el cabezaso de Gentiletti, un remate cruzado de Jara que murió en línea final, un centro de Gentiletti que se cerró y Javi sacó con un manotazo del ángulo. No mucho más.

Tigre lo ganó por patrón del área propia, por cabecear todo lo que quiso ser jugada de peligro. Por Botta, que fabricó dos jugadas y una derivó en gol. Por un Cisterna figura total de la cancha, que corrió y le quitó pelotas a cuanta camiseta blanca se le puso enfrente (San Lorenzo con la ropa alternativa), buenos y refrescantes los ingresos de Gula Díaz, de 8 y de 4, de Malagueño de 4 y de asistidor a Santander. Y Pipo puede decir que su equipo le responde, no deslumbra, no descorcha fútbol por doquier, pero tiene ciertas cosas muy claras. Le falta afinar el lapiz que dibuje goles, le falta ser más explosivo en la ofensiva. Pero si hay algo que al Matador no le falta y si le sobra, es garra, corazón y vida, que hace que en el torneo sume 10 puntos y siga peleando en los dos frentes.

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