jueves, 7 de marzo de 2013

Ese grito del final

Ese grito del final 

El partido se cerraba, ya no quedaba tiempo para tomarse un segundo de más, no existía la mínima posibilidad de dudar y vino el centro de Rubén Botta desde la izquierda, casi frontal el tiro libre, en el segundo palo Diego Ferreira la bajó de cabeza y por el segundo palo, en absoluta soledad, Gabriel Peñalba se relamía. Todos sabían que iba a ser gol, quizás por eso la escena transcurrió en cámara lenta, con tiempo para recordar y volver a agradecer el quite quirúrgico de Lucas Orban sobre Kleber, con tiempo hasta de mirar al línea, no sea cosa que se le ocurra levantar la bandera. Nada de eso. La pelota siguió su trayectoria hacia el pie de Peñalba que remató de primera y dejó sin chances al arquero. Gol, golazo; triunfo, triunfazo de Tigre; para derrotar a Palmeiras, para seguir con vida en la Copa, para gritarlo toda la madrugada y abrazarse eternamente con el de al lado, desconocido pero por sentimiento hermano.

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