Llamen al cerrajero
Por Leandro Scaviolo
Tigre no pudo abrir el arco de Rigamonti e igualó en un chato partido ante Belgrano por 0-0. Este empate solo confirma lo que le ha costado al Matador como local, pero ante tantas malas en esa condición, al menos esta vez, sumó.
Y parece que las puertas del gol como local a este equipo se le cierran cada vez que la pelota empieza a girar. Será por falta de precisión, por poca profundidad, por escasez de ideas, o un poco de cada cosa. Al conjunto de Pipo le cuesta jugar de local, parece sentirse incómodo en la cancha. Ayer el arranque prometía, con un Peñalba muy activo que se fue apagando como fue bajando la temperatura en la noche de Victoria hasta pasar notablemente inadvertido en su primer pase que suele ser correcto y bien colocado. Equivocó en eso Tigre, en el primer pase, y si ya errás en lo primero, difícilmente puedas corregir el andar de la pelota.
La baja de Lucas Orban, preocupante en la previa para muchos se vio bien custodiado y protegido el sector por un Nicolás Martinez con personalidad, saliendo a buscar con vehemencia y ganando en esas circunstancias, y sabiendo esperar al rival para cortarlo en su arranque hacia la zona de riesgo. Un Albil clave en una pelota de gol que le ponen con un centro perfecto al Picante Pereyra que en la puerta del área chica cabeceó y el guardavalla tigrense supo responder a puro reflejo para mandarla por encima del travesaño. Es bueno lo de Damián cada vez que le tocó estar. Y por último, las ganas y el fútbol de un Pérez García siempre intentando ser picante y conductor de este equipo. Encontró una linda sociedad con Rusculleda en el arranque pero rara ver volvieron a conectarse.
Nadie pareció tener la llave del triunfo. Ni Janson, ni Maggiolo que ingresaron, ni los 11 que estuvieron en cancha. Y me atrevo a decir que no hubo una sola pelota detenida bien ejecutada en el partido. No sobraron esas chances, pero los centros fueron de malos para abajo. Y entonces, Belgrano ordenado, criterioso para esperar, cortar y salir de contra tuvo dos o tres chances claritas que obligaron a Albil a lucirse, saliendo a cortar fuera del área en el primer tiempo con las piernas de costado, en una gran reacción del 1 local. Y por eso, en el balance, hubo poco, pero el que más golpeó las puertas del gol fue Belgrano, aunque tenía otro manojo de llaves.
Tigre debe encontrar esa llave que le permita abrir los partidos y empezar a manejarlos a gusto. No lo hace, se complica, se pierde, le cuesta y el partido pasa a ser intrascendente. Contra Quilmes será la cita el próximo finde. Y si nadie de los 18 concentrados va a tener la llave del gol, haganme caso, y llamen al cerrajero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario