Foto: Diario Olé |
“Ganar
siempre es positivo” dijo Néstor Gorosito en conferencia de prensa una vez
finalizado el encuentro. Y tiene razón. Si bien Tigre tuvo que sufrir, soportar
la inconformidad de sus hinchas manifestada en cantos con claras muestras de
enojo, y no jugó bien durante gran parte del encuentro, supo sobreponerse a las
situaciones adversas.
El gol de
Jeremías Caggiano, casi al final de la primera etapa, en la primera chance de
gol para los venezolanos, fue un baldazo de agua fría para el Matador. Antes, algunos centros de
Botta, un par de cabezazos, una muy clara de Galmarini y un zurdazo del propio
enganche sanjuanino que se fue muy cerca del palo derecho del arquero, habían
sido las aproximaciones de Tigre.
Tigre había
propuesto más que Deportivo Anzoátegui pero se iba al descanso con las manos
vacías, con un gol en contra en una serie eliminatoria donde el gol de
visitante es muy valioso y con más dudas que certezas en un equipo que
reavivaba los fantasmas del semestre anterior: las fallas en la creación de
juego. Ezequiel Maggiolo y Federico Santander debían esforzarse más de la
cuenta para entrar en contacto con la pelota. Botta no estaba preciso y Tigre
lo sentía.
El segundo
tiempo comenzó, al igual que el primero, con el equipo local presionando en
tres cuartos de campo del rival. Anzóategui, por su parte, amparado en el
utópico gol conseguido en la primera mitad, aguantaba en su campo y esperaba
por un contragolpe que amenazaba con ser letal para las esperanzas de Tigre.
A media hora
del final del encuentro, y con el resultado aún en contra, Pipo comenzó a mover el banco. Fue el turno de Matías Pérez García
y el ex All Boys cumplió con lo que se esperaba de él. Pidió la pelota, se hizo
cargo de la creación y despertó a Botta, quién levantó su rendimiento.
Poco a
poco, Tigre empezó a llegar con más claridad al arco venezolano. Y llegó el
empate. Un centro desde la derecha que se desvió en un defensor, le cayó en los
pies al debutante Gabriel Peñalba. El volante no dudó e igualó las acciones.
Luego fue el
turno de otro debut, el de Leandro Leguizamón. El joven delantero reemplazó a
Maggiolo y también fue clave en el resultado final. Otro centro de Pérez García,
como en el primer gol, y otro gol de Tigre. Leguizamón fue quien desvió la
trayectoria del balón, descolocó a Morales y puso el 2 a 1 que sería
definitivo.
A pesar del
triunfo, Tigre no jugó bien. Gorosito acertó en los cambios (Cristian Ivanobski
fue el tercer jugador en ingresar, cumpliendo un aceptable papel) y eso se notó
en el cambio de actitud del equipo.
Aún falta
mucho por trabajar, pero no hay tiempo para descansar. En una semana, el equipo
deberá revalidar lo hecho este martes en Puerto La Cruz y luego comenzará una
seguidilla de partidos que incluirán dos pendientes del Torneo Inicial y las
primeras fechas del Torneo Final.
Es hora de
demostrar que el equipo está en condiciones de mantener una continuidad y un
rendimiento parejo y constante. Tigre quiere y sabe que puede.
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