Lechuga fresca
Volvió a los 33 años el hombre que surgió de las inferiores a los 18, allá en el Torneo de la Primera B de 1996, donde participó de 4 partidos y anotó 2 goles. En el ’99 con 64 partidos y 26 anotaciones, se fue a buscar suerte en la Liga de Quito, cuando nadie se iba. En 2000 regresó para participar durante 6 meses del Torneo de la B Nacional y gritar 10 tantos en 14 juegos. Le llegó la hora de debutar en primera con Los Andes, de pasar por Olimpo y por Estudiantes; México y Colombia también fueron su hogar y tras otra temporada en el conjunto de Bahía Blanca cumplió su sueño de vestir la azul y roja en Primera, donde llenó su garganta de gol 8 veces más.
Quizás nunca soñó que iba a disputar una Copa Internacional con el club de sus amores y le tocó la Sudamericana, donde festejó ante Deportivo Quito en Victoria. El sueño se extendió a la Libertadores, luego de no poder convertir en el partido de ida, ingresó a los 82’ por Federico Santander, y seis minutos después, como tocado por la varita mágica, esa de los dotados, el centro de Martín Galmarini (otro eterno) llegó a la cabeza del Lechu que la acomodó en el primer palo con un toque sutil, para convertir en otra competencia, en la Quinta con la 9 de Tigre. Por eso en Victoria se sabe que siempre hay lechuga fresca.
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