Ni el viento fue protagonista
En
una tibia tarde de Bahía Blanca, Tigre y el local Olimpo empataron en
cero en un pobre encuentro. La más clara la tuvieron los del Norte con
una jugada de Cristian Bordacahar, en el segundo tiempo la única, un
cabezazo de Iván Furios.
La
expectativa por ver a Lucas Wilchez una vez más con la camiseta del
Matador se diluyó aún más rápidamente que el sol de la tarde bahiense
tras el Roberto Carminatti. El ex Estudiantes estuvo poco creativo y
mucho menos certero a la hora de ceder la pelota a aun contrario. Por el
costado derecho Sergio Araujo tuvo la misma tónica y al igual que
Wilchez nunca pudo despegar. Para peor cuando lo hacía enganchaban hacia
atrás y la línea defensiva de los de Walter Perazzo se acomodaba
inmediatamente. En tanto que esto aislaba al Pepe Sand, que parecía ser
el único jugador para el que la cancha era inmensa. Todas las pelotas le
pasaban lejos.
El
que más luchó y se las ingenió para encontrar espacios fue Cristian
Bordacahar. El Chapu acostumbrado más al roce tras su paso por Brown y
por jugar en el Predio de Rincón, aguantó la mayoría de las bombas que
le tiraron y las resolvió para sus compañeros. Casi tuvo su premio en
una pelota que Marcos Gelaber quitó en mitad y se la tiró larga, con
tiempo y recorrido Cristian apuró el remate entrando al área y Nereo
Champagne llegó a manotearla; en el rebote el 9 estaba donde debía y
cuando la iba a puntear Furios llegó con lo justo y evito la caída de su
valla. Acá ponga un punto. Desde acá hasta el final de los 90’ el
Matador se olvidó que son los arcos, como lo estaba haciendo su rival.
Lo
mejor de Tigre fue Bordacahar, sobre todo en el segundo tiempo metiendo
desbordes por derecha, llevándose a los rivales por delante, aunque
quizás exageró en querer pasarlas todas, sin optar por el remate el
arco. Facundo Sánchez volvió a darle aire a la banda diestra ingresando
por Wilchez, pero ante el embate de nombres ofensivos del aurinegro
Cagna optó por Diego Castaño en lugar de Peñalba, y sin la posibilidad
de otro cambió (Vesco entró por Diaz lesionado a los 12’) faltó aire, en
la última.
Lo
tuvo Araujo, gran habilitación de Sand para que el Chino quede solo
entrado en diagonal de izquierda a derecha, linda para su perfil, para
que antes de que saque el tiro todos imaginemos la pelota abierta al
segundo palo, que se va cerrando buscando la red, pero no. El ex Boca le
pegó con la parte de afuera, como si le hubiesen corrido el arco, como
si un terremoto le cambiase la forma al terreno de juego. Fue empate,
solo eso. Todo en cero en una tarde de Bahía Blanca, donde ni siquiera
el viento quiso estar presente.
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