Un Tigre sin norte cayó en el sur
El Matador perdió en su visita al Beranger por 2 a 0. Los goles de Temperley los marcaron Gonzalo Ríos y Cristian Chimino de penal. Tigre terminó con 10 por la expulsión de Santiago Izaguirre.
Como todo los partidos (excepto ante el Bicho) el rival de Tigre había arrancado mejor parado. Proyectando su futbol por las bandas el Gasolero complicaba, a un rival que parecía mejor predispuesto que ante Defensa y Justicia, pero a su vez no podía volcar eso en el juego. En tan solo 8’ un mal escalonamiento defensivo entre Pato e Itabel dejó libre a Sapatti para tirar el centro a la cabeza de Gonzalo Ríos, que cabeceó solo frente a Javier García para el 1 a 0. A diferencia del domingo frente al halcón, el equipo pareció reaccionar. Ayudado por el repliegue del rival aparecieron espacios. Wilchez abrió con Papa, el envió no llegó a ser conectado por Luna y en el rebote Pato remató y la bocha se fue al corner. Más tarde el ex Vélez volvió a aparecer por izquierda, pero esta vez fue Lucas Pittinari el que no pudo conectar. Pero Wilchez se entretuvo de más y la perdió, el local la movió de izquierda a derecha, un nuevo envío aéreo y Emiliano Papa puso la mano (inexplicable), penal que Chimino cambió por gol. Sin más que una volea de Pittinari, tibia y desviada El matador se guareció en el vestuario con dos bajas, lesionados Federico González y Martín Galamarini.
En el complemento Ezequiel Cirigliano le dio otro ritmo al juego de los de Camoranesi, ya con Errasmuspe de lateral y Pittinari como central. A los 20’ Janson entregó más frescura y el matador encontró varias faltas cerca del área pero sus ejecutantes, Wilchez, Itabel (2) y Janson no las resolvieron bien. A los 77 dejó la cancha Izaguirre expulsado, en un equipo volcado en una ofensiva desordenada. Poco a poco el futbol se fue escurriendo como el agua que caía desde el cielo sobre el campo de juego. Nueva derrota y tan solo 2 puntos de 12.
El conjunto evidencia serios problemas de acople defensivos. Podría resultar una excusa válida tener que cambiar dos defensores en cada partido (entre expulsiones y lesionados), pero también es cierto que el problema más grave es la poca, o nula, generación de juego que hay en Victoria.
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