domingo, 6 de octubre de 2013

San Lorenzo 0 c. Tigre 0 - Muecas de alegría

Muecas de alegría


Tigre planteó muy bien el partido y se llevó un poroto del Gasometro ante un entonado Cuervo que quiso levantar vuelo pero encontro un equipo bien afirmado, que casi se lo gana de contra.
El Matador supo desde el arranque que minimizando las virtudes de San Lorenzo, el partido podia aprovecharse mucho más con la velocidad de los de arriba. Acierto de Alegre, poner el mejor equipo a pesar de la ausencia de Lucas Wilchez. La firmeza de los del fondo, quizas priorizando no pasar al ataque y mostrarse como un conglomerado de camisetas, ayudó y mucho al orden y a la prolijidad del juego desde el campo propio.

El medio tiene algunas cuestiones por corregir. Lucas Janson y Ramiro Leone no fueron grandes acompañantes de los de adelante. Quizas lo hizo Facundo Sánchez, con más ida y vuelta que Lucas, pero mucho más impreciso en las ejecuciones.

Los de arriba alternaron muy buenas maniobras. Matias Pérez García gestó sobre el final un jugadón para servirle el gol a Pablo Vitti que hizo todo bien en lo conceptual, pero el control con el pecho le dejó largo el balón y definió apurado por Sebastián Torrico con la cara externa del pié derecho, apenas afuera. Mientras que Cristian Bordacahar, en su estadía antes del arribo de Vitti, hizo un partido tan completo al que solo le faltó el gol. Aguantó, distribuyó pivoteando con mucho criterio, picó siempre, la pidió en cada saque de arco, bien de arriba y mejor de abajo. Rara vez lo pudieron anticipar.

Javier García demostró la misma seguridad que hoy le brinda su defensa. Atento, rapido de piernas para salir y apretar a Hernán Villalba por caso, en una jugada que le cae de casualidad al 15 y definió abierto por el segundo palo.

En líneas generales, Tigre se paró bien, le jugó de contra, tuvo 3 en el segundo tiempo muy claras, contra otras tantas del Cuervo. Al Matador le faltó la efectividad porque el equipo de Pizzi dejaba espacios y se jugaba cada vez más. De todos modos, el 11 de Alegre fue inteligente pero pudo haberlo ganado. Por mala fortuna, eso no cedió. No obstante, se volvió a sumar, desde lo futbolístico y desde los puntos, desde lo anímico y desde lo grupal, para seguir gestando en este equipo, un estilo. Ese estilo que ya empieza a tener muecas de felicidad



 

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