¡Unas fieras!
En contra de todos los pronósticos, Tigre se quedó con un partido dificilísimo como local ante la Lepra, lo bajó de la punta, y le escapa a la zona del descenso. A pura actitud y corazón. Lo ganaba Newell's con gol de Fabián Muñoz, lo igualó Sebastián Ruscuelleda y en el cierre de la etapa incial David Trezeguet desvió un penal. En el segundo tiempo Gastón Díaz desde los doce pasos puso en ventaja al Matador. La visita terminó con 10 por la expulsión de Horacio Orzan.
Maxi Rodríguez debe haberse enterado que ayer en Victoria, 11 muchachos le hicieron honor a su apodo. El conjunto de Alegre remontó un partido tremendo, que empezó perdiendo, que igualó, que casi se va al descanso en desventaja, pero el destino no lo quiso. Y en el complemento, mostró una agresividad y presencia en el campo que vale la pena destacar. Newell´s apichonado por el 2-1 de Tigre a falta de casi media hora para el final. Lo desbordó con actitud, le puso el corazón en la cancha.
Los de Berti habían hecho unos muy buenos primeros 20 minutos a puro toqueteo y con la paciencia que lo caracteriza. Este último punto no lo perdió, pero con el correr del reloj su toque se fue haciendo cada vez menos trascendente. Salvo dos jugadas puntuales de conexión entre líneas, hubo poco de los leprosos en lo que restaba de la primera parte y en todo el complemento.
Tigre, tuvo una vida más. Ese penal fallado por Trezeguet le dio camino a los vestuarios en igualdad de condiciones, y le hizo creer que se podía, que el camino no parecía tan lejano para llegar a buen puerto. Las utopías ya no eran tales y lo imposible, pasaba a estar a alcance de la mano. Y el Matador fue al frente, y si a una fiera le das una nueva chance, es raro que te perdone. Se lo comió crudo a Newell´s, desde la actitud, desde el corazón y tambien empardando la tenencia del balón. Penal que el Gula Díaz cambió por gol, 2-1 y a otra cosa. A partir de ahí, los de Alegre intentaron defender el resultado y contra atacar, pero le costó liquidarlo.
Este equipo demostró la entereza para sacar adelante un partido bravo, sin hombres extremadamente importantes como Pérez García, Gelabert, Ellacopulos y Wilchez (éste último estaba en el banco pero no ingresó). Apellidos que sabemos que estando bien, hubiesen jugado. En el caso de Matías, debía cumplir su fecha de suspensión. Pero la realidad marca que Tigre bajó de la cima al maestro que da catedra de buen fútbol en el país. Lo ahogó, lo apuró, y se lo devoró. Como una fiera embravecida por la necesidad de puntos y por el amor propio.
Parrafo aparte para el público, que acompañó, se lamentó por el 0-1, se desahogó en el 1-1, festejó como un grito sagrado el penal marrado por David Trezeguet, y ensordeció con el alarido más lindo del fútbol en el 2-1. Además, cantó, celebró, sufrió y disfrutó como hacía rato no lo hacía. La gente se jugó su papel, fue un jugador más, trabó, luchó, corrió y terminó ganando el partido. Es el Matador que el público aclama, es el Tigre de la gente, que pateó el tablero y se quedó con el partido. Unas fieras anduvieron sueltas por Victoria, y no hubo Lepra que los pare..
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